domingo, 20 de junio de 2010

MEMORIAS DESMEMORIAS

Caminaba bajo la lluvia y experimentaba el tremendo frío que llegaba hasta mi rostro por la súbita ventisca de inicio de la noche. Mis pasos calculados a cada centímetro acompañaban mis pensamientos, y me encantaba pisar y escuchar el rugoso sonido de las hojas secas que se desintegran debajo de mis zapatos. Alcé mi mirada hacia las excesivas gotas derramadas como lágrimas insoportables de nubes demasiado lejanas de mis manos. Introduje mis dedos al interior de los bolsillos de mi pantalón, justo cuando sobre mi nariz se deslizaba lentamente una partícula de agua suave y helada. Mis pulmones reclamaban respirar un aire seco y apacible, no esta noche gélida abundante de truenos y acelerados automóviles. Me recordé lo inadecuado de esperar mucho tiempo bajo un alto árbol en el teatro de rayos impactantes, y por ello mi caminar se hizo casi un trote. No me sorprendió que la recordada en aquellos precisos instantes, porque la verdad siempre la recuerdo y la tengo frente a mí cuando cierro mis párpados, y mis ojos se ensimisman en pensamientos de imposibles. Abrí la puerta de mi casa cuando olvidaba los lóbulos de sus orejas adornadas por esos que parecían ser sus aretes favoritos y cuya forma simplemente no quiero atreverme a recordar. Aunque muchas lunas atraviesen las madrugadas solitarias al costado inservible de mi insípida ventana, y aunque siempre regrese sobre mis pasos, cada vez con más dureza y lejanía, estarán ahí los recuerdos imborrables de aquello que nunca ocurrió y solamente se escribió en el olvidado y viejo pliego de los recuerdos de mi alma.

No hay comentarios: